miércoles, 17 de julio de 2019

VIENA Y LA ILUSTRACIÓN. LUCES Y SOMBRAS DE UN NUEVO AMANECER.

Entre los grandes acontecimientos que se dan en el mundo de la música dentro de la segunda mitad del s. XVIII, sin duda el mayor de todos ellos es la evolución de la forma Sonata de entre todas las formas musicales. Quizás si los intelectuales ilustrados, que en su mayoría admiraban el melodrama y toda música que sirviera para acompañar el lenguaje poético y desmerecían asímismo el valor de la música puramente instrumental, hubieran vuelto su mirada hacia Viena y la escuela instrumental que estaba formándose entonces en el corazón de Europa, habrían descubierto gérmenes revolucionarios en músicos como Haydn y Mozart que crearon un nuevo lenguaje que posteriormente se revelaría en Beethoven y Schubert de una forma arrolladora. Probablemente, en la forma sonata la música se organiza por primera vez con un lenguaje sintácticamente robusto que no ha de coger nada prestado de otros lenguajes. La música instrumental habla por fín su propio lenguaje y es un fiel reflejo de los ideales del siglo de las luces: la fantasía y la invención como valores autónomos, el genio como fuerza independiente y creativa del artista y el lenguaje del sentimiento y de las emociones como momento básico del lenguaje de la razón y prioritario con respecto a éste. Las sonatas de estilo clásico así como prerromántico en manos de este cuarteto de compositores prodigiosos realiza el ideal de un sólido lenguaje musical abierto a las más fascinantes aventuras del espíritu, capaz de plegarse a la expresión de los sentimientos más complejos, desde los más íntimos a los más heroicos y épicos, todo ello desarrollado en el seno de una estructura lógica compleja pero comprensible y en permanente evolución.
Aunque el desarrollo de la vida artística de estos cuatro compositores gira en torno a la ciudad de Viena, no se puede decir que haya un estilo clásico vienés definido y claro, consumado y estable. Esta es una idea más virtual que real cuando hablamos de la denominada Escuela de Viena. Esta era una ciudad de un cosmopolitismo inigualable hasta la época y gracias a ello se dio una abundancia musical sin parangón, dándose cita una multiplicidad de géneros, tendencias, estilos y personalidades y de ningún modo un movimiento musical colectivo y coherente que se haya establecido de manera definitiva e inmutable. Lo que sí es cierto es que tanto Haydn como Mozart primero, así como Beethoven y Schubert después, absorben todo lo que se encuentra a su alrededor para crear músicas de un estilo universal y dejan el caldo de cultivo necesario, preparado para la era apasionante que se abre tras ellos.
El pianista madrileño Rubén Yessayan, será el encargado de trasladarnos a esta época tan fructífera de la música Vienesa el próximo Domingo 21 de Julio a las 20 h.

PROGRAMA:

W.A. Mozart (1756-1791)
Fantasía en Do menor KV. 475

J. Haydn (1732-1809)
Sonata en Mi bemol Mayor Hob. XVI/49

L. v. Beethoven (1770-1827)
Bagatela Op. 126/1
Bagatela Op. 126/4
Bagatela Op. 119/1
Bagatela Op. 126/6

F. Schubert (1797-1828)
Fantasía Wanderer en Do Mayor

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