(En esta segunda parte nos centramos más en la influencia y estado de la música española )
(RY=Rubén Yessayan; MT= Masayuki Takagi; MS=María Sendino)
MS: Cambiando de rumbo por completo en la conversación, a ti como
guitarrista profesional, ¿qué opinión te merece Paco de Lucía, recientemente
fallecido?
MT: Fue un shock
tremendo, una pérdida importantísima. Ha muerto demasiado pronto, era muy
joven. Pero creo que la sociedad española debería darle algo más. Aquel día
debería haber sido luto oficial pero todo el mundo trabajó como un día normal.
Me pareció muy triste, aunque entiendo que no se puede paralizar un país.
RY: De todas formas para la atención que se suele dar a los
artistas españoles creo que a Paco le hicieron un gran homenaje y una atención
muchísimo mayor de lo que se suele dar. El día que murió Alicia de Larrocha no
se vio nada por ningún lado. En Televisión Española fue medio minuto y luego
pusieron 20 minutos sobre Paquirri, ya que murieron el mismo día con años de
diferencia. Ahí piensas: ¿quién hizo más por la cultura española?
MT: El nombre de Paco en cualquier caso es universal. Todo el
mundo le conoce. En Japón tiene tantos admiradores... Creo que está nivelado en
impacto a Pablo Picasso.
RY: Los artistas españoles siempre han sido más valorados fuera.
MS: Queríamos charlar un poco sobre cómo se vive en Japón la
música española.
MT: Para muchos la música española es sinónimo de flamenco, sobre
todo baile en las mujeres. Hay mucha afición en las chicas a esta danza. En
cualquier ciudad medianamente grande, en torno a 50.000 habitantes, puedes
encontrar alguna academia de baile flamenco. Está totalmente extendido. Hay
mucha gente que toca la guitarra flamenca muy bien e incluso hay cantaores.
Parecen dos países opuestos pero se tocan. De hecho hay una similitud en el
movimiento de manos del baile flamenco y en los abanicos.
MS: ¿Y al revés? ¿Cómo ves aquí la cultura japonesa?
MT: Es un tema muy interesante. Tengo dos hijos adolescentes que
son mestizos. Sobre todo el mayor tiene mucha envidia de sus amigos porque son
grandes aficionados al movimiento japonés, a los dibujos de anime, que son una parte muy importante
de nuestra cultura. A raíz de eso muchos españoles se están interesando en
nosotros y eso me alegra muchísimo. Por ejemplo, cuando llegué hace 30 años la
gente no entendía que comiera sushi,
pescado crudo. Hoy, está completamente normalizado.
MS: Yo echo de menos ciclos en grandes salas con música de países
lejanos como el tuyo. Es verdad que empieza a haber ciclos de música del mundo
a pequeña escala. ¿Tú también lo extrañas?
MT: Sí, la verdad es que sí. Pero es que las mentalidades y la
cultura son diferentes. La música japonesa sí que se mueve en un círculo más
cerrado pero se está empezando a abrir, como le pasó al flamenco hace unos
años. Necesitamos una figura en nuestra
música como Paco de Lucía que difunda, que haga de embajador fuera de nuestro
país. Afortunadamente, este año y el pasado, con la conmemoración de los 400
años de relaciones de ambos países, sí que ha habido muchísimos eventos y
muchos españoles han podido ver espectáculos japoneses (baile, música y otros).
RY: Hicisteis un gran acto en el Teatro de la Zarzuela hace unos
meses todo el fin de semana con distintos agrupaciones. Un showcase muy fidedigno de lo que es vuestra cultura y tú, Masayuki,
fuiste el maestro de ceremonias.
MT: Sí, en total fueron 120 artistas divididos en tres grupos que
vinieron. La verdad es que fue un éxito. Hubo degustaciones de sake, arte floral, un poquito de todo.
MS: Para llegar a esa cultura de la que hablamos, hay que
inculcarla desde la infancia. Entramos en el terreno de la educación. ¿Cómo es
vuestra ley respecto a la cultura, el arte y la música?
MT: Se fomenta mucho más que aquí. Se enseña música por supuesto
en el colegio, arte también. No sólo se canta o tocas la flauta, sino que
también se da historia. Pero aquí hay un pequeño error porque la educación musical
en Japón está demasiado enfocada en la música occidental, nos tienen que
enseñar más la tradicional japonesa. No sé si ahora ha cambiado, pero, por
ejemplo, si estudiábamos cinco obras en un año, sólo una era nuestra. Eso es
triste, pero por lo menos teníamos formación.
RY: La verdad es que la cultura occidental lo ha invadido todo; todo
lo que es el mundo oriental, la cultura popular, se sumerge en el lenguaje
occidental y adapta sus esquemas a él. Para empezar, la música de cualquier
país de Oriente se basa en unos esquemas de afinación que no tienen nada que
ver. Nosotros tenemos nuestro oído temperado acostumbrado a una afinación equis
y nos resulta muy extraño escuchar instrumentos que se afinan diferente, nos
cuesta entender cómo funcionan y cómo se construyen los esquemas musicales. A
mí me encantan todas esas músicas pero son muy difíciles de ver por eso. Creo
que nos hace falta que haya una invasión oriental de la música que nos enseñe
nuevos esquemas y nuevas alternativas porque seguro que muchas de nuestras
cosas son adaptables y seguramente podríamos encontrar un camino nuevo de
expresión que ahora mismo nos falta.
MT: Sin embargo, hay escuelas que no quieren mezclarse con el
exterior. Intentan conservar su tradición, es una escuela cerrada. Por eso la
mentalidad es diferente, no quieren divulgar sino conservar.
RY: Creo que eso pasa en todas las culturas populares del mundo.
Aquí con el flamenco sucedió igual. Era muy difícil innovar. A los primeros que
se atrevieron a hacer fusión les cayeron críticas de todos los colores y por
todos los lados y aún así sigue habiendo un núcleo duro que no quiere más que
el cante tradicional hecho de determinada manera. Esto es fantástico y tiene su
sitio, pero las fusiones no quieren decir que vayamos a perder sino que va a
haber más variedad. Evidentemente, la tradición y la raíz se tienen que seguir
cuidando para que no se pierdan ni desvirtúen. Cada uno defiende lo suyo. En
cualquier país con tradiciones propias existen núcleos duros de gente que
quieren hacer eso y nada más. En un mundo que se globaliza y donde las
estructuras locales cada vez desaparecen más y se llena todo de generalidades y
todo se parece más, creo que estos núcleos cada vez van a ser más férreos en su
defensa y me parece muy bien porque ahora sí que estamos en un momento en el
que tienen peligro de desaparecer porque no se les da un vehículo, no se
fomentan los medios, sino que se apoya lo que da más dinero. Me pregunto: ¿nos
cargamos la tradición porque no da dinero?
MT: Eso es lo que pasa dentro del arte.
RY: Sí, incluso dentro de la propia música clásica, donde tenemos
ese dilema de cómo innovar y hacer la música clásica más moderna pero sin
perder la autenticidad y la honestidad artística, que es lo que más cuesta.
Innovar por innovar al final es una estupidez. Tenemos un serio problema:
llevamos 150 años haciendo lo mismo, tocando un concierto de la misma forma en que
empezó Liszt a hacer: nos sentamos delante de una gente que se calla, escucha y
se va. Hay que abrir fórmulas nuevas pero hay que pensarlas muy bien y no hacer
cualquier cosa; siempre con la música como centro y al servicio del arte. Eso
es lo que al final importa.
RY: ¿Cómo ves, Masayuki, la atracción España-Japón? ¿Como de polos
opuestos o hay características comunes?
MT: Yo veo ambos lados. Es difícil valorarlo pero lo que más me
alegra es ver a los japoneses venir y quedarse sorprendidos y encantados y
viceversa.
RY: ¿Qué carácter crees que tienen ambos pueblos en común?
MT: Creo que el espíritu, el alma, el corazón.
RY: ¿Quizás el instinto creativo, pasional, el dejarse llevar más
por el corazón que por la razón? Aunque los japoneses son muy contenidos.
MT: No somos tanto de expresar sentimientos como los españoles
pero lo llevamos dentro.
RY: Me llama la atención si eso es un instinto que se lleva ahí y
que luego produce ciertas explosiones de carácter, porque tanto el anime como el cine japonés son muy
violentos. Me pregunto si es su psicología.
MT: Hay que tomarlo como un mundo virtual, no real, pero ese tipo
de fantasía sí que nos gusta mucho.
MS: Y a la vez es un pueblo muy noble.
MT: Sí, justo lo que hablábamos del espíritu del samurái.
RY: ¿Perdura ese espíritu?
MT: En un sentido sí, sobre todo en el respeto a los demás. Para
nosotros es una virtud muy importante: lo que no quieres que te hagan no se lo
hagas a los demás. Eso me chocaba mucho aquí cuando era joven, pero podía
absorberlo, no me importaba puesto que sois otra cultura. Pero con el tiempo lo
voy rechazando. Somos tan diferentes… (hace
un gesto con las manos alejándose la una de la otra). Cada vez noto más la
diferencia después de tanto tiempo.
RY: Te tiene que crear dilemas morales y existenciales y más
habiendo criado hijos aquí. ¿Ellos son más japoneses o españoles, o quizás has encontrado
el equilibrio perfecto? Yo también soy mestizo y evidentemente siempre estás
más cercano al país en el que has nacido.
MT: Ellos son auténticos españoles, la verdad.
MS: Yo quisiera que habláramos un poquito de las situaciones que
se están dando en España en los mayores coros profesionales como el de RTVE y
recientemente en el Nacional, en los que ha habido protestas y huelgas debido a
las condiciones laborales que están sufriendo. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
¿Crees que tienen que plantarse y reivindicar sus derechos o se debería
aguantar el chaparrón?
MT: Creo que ese tipo de problemas los hay en todo el mundo,
también en Japón. El problema siempre es económico. Eso es lo más triste que
hay. Hasta que no cambiemos la estructura social mundialmente esto irá poniendo
muy difícil, no sólo en el mundo de la música. Ahora es un buen momento para
levantarse un poquito.
RY: Es un momento difícil. El modelo de negocio ya no funciona.
Pero no sabemos cuál va a ser el del futuro. Estamos dando palos de ciego,
viendo lo que hace gente en internet, viendo lo que hacen algunas empresas… se
va a llevar el gato al agua el que tenga la visión de qué es lo que de verdad
va a funcionar, el que sepa adelantarse a los demás. No es una cuestión de
destino, sino de averiguar la demanda de la gente y ver qué puede funcionar a
medio-largo plazo. Es muy bueno que en los recientes años se hayan abierto
tantas posibilidades, como la gestión cultural en las universidades. Eso lo que
va a hacer es que la gente piense cómo sacar esto adelante. A los músicos no
nos enseñan eso. Se supone que salimos del conservatorio preparados para el
mundo y no es así. Nos preguntamos: ¿y ahora qué hago? ¿Quién me representa?
MT: ¡Eso me pasó a mí!
MS: Probablemente faltaba esa figura. El músico tiene que estar
pendiente precisamente de la música y no de la gestión. Paradójicamente, aunque
se resten horas en la educación oficial a la música, sí que están surgiendo
nuevas disciplinas y carreras que hacen ver que los tiros y las necesidades van
por otro lado.
RY: Aquí en España aún es muy genérico pero cuando estudié en EEUU
había universidades que ofrecían carreras muy específicas, como management de orquesta. Era una
especifidad absoluta, quizás demasiada. Tampoco abogo por eso, sino por un
equilibrio. Ahora mismo, por desgracia, la universidad aquí va por detrás de la
realidad y debería ser al revés, debería ir por delante y de ahí saldrían las
ideas.
MS: Nuestro sistema es demasiado teórico aún, muy de memorizar y
de espaldas al mundo real, pero por suerte va cambiando. Lo que sí es
preocupante es que eliminen la música de la educación primaria. ¿Quién
escuchará conciertos de música clásica en el futuro? La gente no asistirá pero
por puro miedo a no saber lo que es aquello o si les va a gustar.
RY: Tampoco iban mucho antes. Hasta ahora se ha enseñado música en
el colegio pero tampoco creo que se estuviera haciendo bien, que produjese un
resultado positivo en los alumnos. Tienes que enseñar la parte teórica y de
lenguaje pero también de manera práctica qué función puede tener la música en
tu vida como aficionado, conocer distintos estilos, no tiene por qué ser todo
clásica, sino su realidad musical: pop, rock, electrónica, etc. Les falta esa
conexión con el mundo. Por tanto: la música evidentemente sí en los colegios
pero de otra manera. Ahora, de 30 personas en una clase igual les gusta a dos y
ven con aburrimiento las corcheas en la pizarra.
MT: No es que no les guste la música sino la clase en sí.
RY: ¡Si la música es el arte que más consume la gente! Y es al que
menos atención se le presta, el que menos se trabaja. Sin embargo, en historia del arte, literatura,
etc. estudias todo lo habido y por haber y sin embargo la música debería ser lo
primero. La música debería ser centro neurálgico de la programación desde la
guardería. Y a partir de ahí puedes crear un sistema elaborado. Sobre todo que
el lenguaje musical resulte natural desde el principio, no como unos puntitos
en una partitura, sino manejarlo como el inglés, de una manera innata. Igual
que hacemos música y movimiento en las escuelas municipales por qué no hacer lo
mismo en las guarderías. Así se crearía otro futuro. Y hablando de futuro, ¿qué
te depara la vida a ti, Masayuki, en particular y al dúo? ¿Qué proyectos
tenéis?
MT: Primero pensamos grabar un disco. Eso es algo imprescindible
para los músicos de hoy en día. Nosotros llevamos dos años funcionando y la
verdad es que tenemos mucho repertorio, es el momento. La formación de flauta y
guitarra tiene muchas posibilidades.
RY: Hay bastante música para esa combinación. Son instrumentos que
siempre han ido muy de la mano porque son muy populares. Quizás habría que
añadir la percusión. He visto que estás bastante implicado también en proyectos
de música contemporánea.
MT: La verdad es que hago de todo. Hay muchos proyectos
independientes. Esta semana pasada he hecho un espectáculo de música con
imágenes. Lo ha creado el subdirector del Planetario de Madrid, que también es
músico, toca la guitarra, escribe guiones, poesía… Ha montado unas imágenes con
la Agencia Espacial Europea en un vídeo y después hemos añadido la música,
cello y guitarra, y se va narrando un pequeño cuento buscando la raíz de una
estrella, cómo evoluciona en el universo. La música se va adaptando. Se llama
‘De Bach a Einstein’ y se ha hecho en el Centro Sefardí. La semana que viene
iremos a tocar a Qatar. Este mes de julio para nosotros es ‘terrible’. A
continuación vendrá una orquesta de 40 guitarras. Hay mucha afición en Japón de
tocar así, con guitarras de distintos tamaños para abarcar distintos registros,
así que haremos una gira a partir del día 19 de julio. Éstas son mis
vacaciones, cuando hago lo que me gusta.
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