jueves, 3 de julio de 2014

Entrevista a Masayuki Takagi, miembro del dúo KaM MusiK (1ª Parte)



Este año queremos que nuestro público tenga una visión más cercana de nosotros y nuestros artistas con lo que a lo largo del festival iremos exponiendo una serie de entrevistas comenzando por ésta.

CONVERSACIÓN ENTRE MASAYUKI TAKAGI, DEL DÚO KAM MUSIK; RUBÉN YESSAYAN, DIRECTOR ARTÍSTICO DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE MEDINACELI, Y MARÍA SENDINO, PERIODISTA

Martes 1 de julio de 2014



(RY=Rubén Yessayan; MT= Masayuki Takagi; MS=María Sendino)


MS: Queríamos empezar preguntándote qué significa el nombre de vuestro grupo, Kam Musik.

MT: La flautista se llama Keiko y yo Masa. Es un juego de la ‘k’ de Keiko, la ‘a’ de ‘and’ (y) y la M de Masa, mi nombre. Y luego añadimos la palabra música en alemán, ‘musik’, que también empieza y acaba con nuestras iniciales.

RY: Pues os está funcionando muy bien.

MT: La verdad es que sí.

MS: Tenéis un currículum impresionante.

MT: Bueno, en un currículum se puede poner todo lo que quieras (risas).

RY: ¡Pero en vuestro caso todo es de verdad! Cuéntanos, ¿llegasteis el mismo año a España Keiko y tú?

MT: Ella un par de meses antes que yo y empezamos a estudiar juntos en el mismo conservatorio en el año 82, el año del Mundial.

RY: Cómo japonés afincado aquí desde aquel año, y que has formado aquí una familia, ¿desde fuera y desde dentro cómo ves a España de cambiada en general y en lo musical?

MT: Creo que España ha cambiado muchísimo. Para mí fue un giro radical cuando se ingresó en la Comunidad Europea. Ahí subió todo muchísimo, pero lo peor para mí fue la llegada del euro. De repente todo está más caro, cobramos menos y tenemos que pagar más. Se nota mucho. Cuando llegué me parecía todo muy barato y se vivía muy bien con mil pesetas. Ahora con 10€ no puedes hacer nada. Musicalmente, para mí fue el fracaso total para España el programa ‘Operación Triunfo’. La mentalidad de la gente cambió totalmente. Parece que la música es algo fácil y que es un negocio fácil también. Haces poco y sacas millones. Esa mentalidad es muy pobre y es una pena.


RY: ¿Crees que la música clásica se ha salvado de eso o no?

MT: Creo que sí porque hay mucha gente que está haciendo esfuerzos. La pena es que los ayuntamientos y los estamentos públicos ya no nos apoyan tanto. Antes sí que había más actividades y se hacían las cosas de otra manera. Ya no digo sólo económicamente sino en general.

MS: Y encima las personas que van a ver conciertos de música clásica son un público envejecido y cada vez más escaso… ¿Qué opinas de todas esas iniciativas que están saliendo para captar audiencias en las que hay que poner a los músicos a hacer cualquier filigrana para atraer gente? ¿Ya no vale la música por sí sola? ¿Hay un límite?

MT: Creo que se ha mezclado todo. Por un lado está la música como la cultura y por otro como negocio. Y ahí yo creo que hay gente que está mezclando y se está perdiendo. La cultura es la cultura y no hay que pensar en dinero. Tocamos porque queremos tocar y la gente escucha porque quiere escuchar. Creo que antes había más oportunidades para los músicos y también para el público. Hoy en día, la gente no quiere pagar ni cinco euros, sin embargo, sí se pagan 50 euros o más para ver a los Rolling Stones. Esto es lo que no entiendo. He oído a gente que le daba igual pagar 200€. Esto es una locura. Cuando tocamos nosotros, aunque no seamos famosos, el público no quiere pagar ni 5 euros. La música no tiene que ver con el nombre de artista.

MS: Es cuestión de la valoración del hecho artístico, de los códigos.

MT: Eso es. El valor artístico no cuadra con lo que paga la gente o lo que estamos cobrando nosotros.

RY: Quizás como en el resto de aspectos de la vida, se ha creado una burbuja en el mundo de la música y los ayuntamientos, comunidades, etc. han usado también un dinero desmesurado para cultura sin pensar en que hay cosas que quizás no valían tanto dinero.

MS: No se han parado a analizar si eso era cultura realmente.

RY: Pagaban sueldos y cachés desmesurados a gente que no lo merecía. Pensaban que como tenían dinero podían traer todos a Plácido Domingo o a la gran diva. ¿Realmente hacía falta? ¿No habría sido mejor invertir en gente de talento, con menos caché, que necesita ayuda para salir adelante? ¿O no construir tantas salas sin artistas que las llenen? Hay aeropuertos sin aviones y auditorios sin músicos. Igual que los promotores inmobiliarios no se quejaban de lo que se vendía porque el bolsillo se les estaba llenando, pues los músicos hemos hecho lo mismo: mientras se nos pagaban esas barbaridades hemos estado callados. ¿Hasta qué punto tenemos responsabilidad? Nos encanta culpar a los demás pero habría que analizarnos a nosotros mismos. Por eso en Medinaceli intentamos hacer algo diferente, siempre apostar por otro rumbo.

MT: Por no hablar sólo de cosas negativas: por ejemplo, un músico joven como Rubén, que está lleva haciendo un esfuerzo durante años, es una iniciativa importante, no por el interés económico sino porque se quiere hacer algo distinto.

RY: Tratamos de demostrar que no hacen falta presupuestos ingentes para hacer cosas con calidad y con ganas.

MS: Por centrar la conversación en la carrera de Masayuki, ¿qué te hizo estudiar guitarra? Japón y España a priori se me hacen dos mundos lejanos y que en tu infancia decidas optar por la guitarra española es una decisión sobre la que nos gustaría saber su proceso, al igual que decidieras dejar todo allí y venir a España a realizar tus estudios. Creo que en los músicos es algo digno de admiración esa clarividencia en vuestro “flechazo” desde pequeños con vuestra carrera y vuestro instrumento.

MT: En mi caso yo empecé tocando el piano, pero no me gustaba. Mi madre me obligaba y yo ahora se lo agradezco. Aguanté muchos años, siete, ya que empecé a los cinco a tocarlo. Pero había una guitarra en casa. Mi hermano la tocaba así que empecé poquito a poquito y cada vez me gustaba más, hasta que con 12 años me decidí. Me di cuenta de que era mi instrumento y podía dejar el piano con esa excusa. El venir a estudiar aquí se debe al repertorio español clásico tan amplio que hay para guitarra. Sobre todo, cuando empecé a tocar Recuerdos de la Alhambra, de Francisco Tárrega cuando tenía 14 años. Vi un reportaje de la Alhambra en televisión y me quedé completamente alucinado por que en el mundo existiera un sitio tan bonito y quise conocerlo. Ni siquiera sabía dónde estaba Granada. Poco a poco me fui aficionando a este país y quise venir a conocer pero decidí quedarme a estudiar y ya me quedé a vivir. En principio iba a volver a Japón al acabar la carrera.

MS: Entonces fue cuando coincidiste con Keiko en el Conservatorio Superior.

MT: Sí, en Ópera, donde el Teatro Real.

RY: Antiguamente, el único conservatorio que había era ése. El resto surgió a partir de la LOGSE.

MT: Sí, yo justo viví el tiempo de la mudanza.

MS: El año que  viene se cumplen 30 años de la finalización de tus estudios, en los que además conseguiste la más alta de las calificaciones. Llevas tres décadas tocando por todo el mundo. ¿Qué balance haces de estos 30 años?

MT: ¡Eso es muy difícil! (risas).

MS: Por ejemplo, un repertorio que nunca has tocado y que te encantaría hacer.

MT: ¡Buena pregunta! Hay muchísimo, el repertorio es muy extenso. Lo que yo llevo hecho es sólo el 2 ó 3% de lo que se puede hacer. Pero lo que más me interesa no es tocar en solitario o con orquesta sino en grupo de cámara (cuartetos, quintetos). No sólo de guitarra sino de guitarra con otros instrumentos de cuerda. Hay muchos repertorios importantes y eso sí que me gustaría poder realizarlo pero por desgracia no hay tantas oportunidades porque primero necesitas un cuarteto decente.


MS: ¿Cómo entraste en contacto con el Festival de Medinaceli?

MT: La ciudad la conozco de hacer turismo y todo fue por Rubén. Trabajamos juntos en la escuela de música y yo le propuse tocar. No me lo pidió él.

MS: El festival por su parte ya tiene hecho un nombre y un hueco en el panorama español.

RY: Poco a poco, con mucha paciencia y sin ninguna prisa, sabiendo que en lugar de querer hacerlo grande de repente vamos dando pasos hacia delante siempre, que nunca tengamos que dar un paso atrás, reducir algo o quitar, que cada año propongamos algo nuevo, algo distinto. Es un festival de música clásica pero hay algo, tiene un toque moderno, es algo menos serio de lo habitual. Se ha montado una comunidad de gente allí estupenda. Nosotros negociamos con los artistas directamente, no hay management. Así, no hay ese áurea negativa, esa energía imposible y comercial que te infunden las agencias. De hecho, en ocho años no hemos hablado con un solo manager para traer a nadie; son ellos los que vienen a nosotros a proponernos a sus artistas. Bastante poco dinero tenemos como para tener que pagarle a un agente su comisión. No funcionamos así. Los managers son muy útiles para los grandes circuitos, para grandes carreras, pero nosotros no pertenecemos a ese baremo. Si el festival se mantiene joven y fresco es porque hacemos mucha labor para que ciertas cosas no entren aquí. El festival tiene su propia personalidad. Está afincado un sitio donde tampoco hay muchos divertimentos culturales ni de música clásica. Esto es algo que no hay en muchos kilómetros  a la redonda y al final la gente lo demanda. Cada año tenemos más público. Hay años y conciertos donde ya no entra más gente. De hecho, se dobla la población de Medinaceli.

MS: Este año el país invitado es Japón porque se cumplen 400 años de las relaciones de nuestro país con ellos. Masayuki, ¿con qué nos vas a sorprender?

MT: Vamos a tocar un programa dividido en dos partes: la japonesa y la española. Lo hemos llamado ‘Entre dos culturas’. Tanto Keiko como yo, japoneses de origen, somos ya medio españoles, estamos entre dos culturas. Parece mentira pero no tenemos mucha ocasión de tocar música japonesa porque en principio tocamos instrumentos de música occidental, pero el repertorio con esa formación, flauta y guitarra, es amplio, y lo hemos sabido compensar.

RY: Por una parte, traen música japonesa más tradicional y por otra parte otra más adaptada al lenguaje de Occidente, juegan con ambos estilos.

MS: El primer japonés que llegó a España era un samurái. En la vida de estos guerreros la música era una disciplina importante, el arte en general estaba bastante inculcado en ellos.

MT: El samurái tenía que ser una persona culta en todos los sentidos, efectivamente. Y la música tiene mucho que ver.

   (Continuará...)

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