jueves, 30 de julio de 2015

La novena edición finaliza por todo lo alto




Queridos amigos del Festival de Medinaceli, como cada año el festival llega a su final de la mejor manera; con programas de calidad y música emocionante que os harán disfrutar y os pondrán las emociones a flor de piel.


El sábado a las 20 h. conmemoramos el centenario del genocidio armenio con un concierto en el que celebraremos a esta extrordinaria cultura a través de su música y su poesía. Tenemos una novedad fuera de programa que a buen seguro os sorprenderá. Contamos con la fenomenal actriz y amiga Ana Carril que servirá de complemento idóneo a las canciones populares arregladas por nuestro director artístico, Rubén Yessayan, cuya versión de estas canciones tendrán aquí su estreno absoluto. La violinista Katalin Karacsony y la clarinetista Cristina Martín, ámbas artistas de gran categoría serán nuestras invitadas de lujo para la ejecución de estas canciones, además del maravilloso trio de Aram Khachaturian.

Con un precioso programa con obras de Khachaturian, Babadjanian y Komitas/Yessayan os acercaremos la realidad de una cultura milenaria y su sufrimiento por un genocidio brutal por parte del imperio otomano que se cobró un millón y medio de vidas, y que a día de hoy, 100 años después sigue sin ser reconocido por la gran mayoría de estados del mundo. Este concierto es nuestro modesto esfuerzo por dar a conocer este trágico acontecimiento y así contribuir a un futuro reconocimiento por parte de todo el mundo.

Finalmente el domingo a las 19 h. disfrutaremos por segunda vez de la orquesta de cuerdas ConTempoClásico, que ya nos regalaron un bellísimo concierto el verano pasado. En esta ocasión vendrán con su director Alejandro Jassan, que el año pasado no pudo asistir. Esta vez nos ofrecerán un programa inmejorable para acabar esta edición que ha sido mágica y un tanto mística. Disfrutaremos de la Noche Transfigurada de Arnold Schoenberg, obra cumbre del postromanticismo y en nuestra opinión una de las músicas más bellas jamás escritas, y del Idilio de Sigfrido de Richard Wagner, obra surgida a partir de la tetralogía del Anillo del Nibelungo del maestro alemán. Os dejamos con la poesía de Dehmel que da título y contenido a la obra de Schoenberg. Esperamos veros para celebrar con vosotros este mágico final.

 
 
 
 
 
La noche transfigurada


Dos personas caminan a través de un desolado y frío bosque;
la Luna los acompaña, y ellas la contemplan.
La Luna se desplaza por encima de los altos robles;
ni una nubecilla enturbia la luz celeste
hacia la que se yerguen las negras cumbres.
La voz de una mujer habla:

Llevo un hijo dentro de mí, que no es tuyo,
camino en pecado junto a ti.
He cometido conmigo misma un grave delito.
No creía más en la felicidad
y, sin embargo, sentía un fuerte anhelo
de dar sentido a mi vida, de sentir la felicidad materna
y el deber; por eso tuve la desvergüenza
de permitir estremecida que mi sexo
fuese tomado por un hombre extraño
e incluso me sentí bendecida por ello.
Ahora la vida se ha vengado:
ahora que te he encontrado a ti, ¡oh! a ti.

Ella camina con pasos torpes.
Ella mira hacia lo alto: la luna la acompaña.
Su mirada sombría se anega en luz.
La voz de un hombre habla:

Que el niño que has concebido
no sea una carga para tu alma.
¡Oh, mira, con qué claridad resplandece el universo!
Todo está rodeado de esplendor;
tú me empujas hacia un frío mar,
y, sin embargo, nuestra propia calidez centellea
de ti en mí, de mí en ti.
Ella hará que el extraño niño se transfigure;
darás a luz como si fuese mío;
tú me has aportado el esplendor,
de mí mismo has hecho un niño.

Él la abraza por sus fuertes caderas.
Su aliento se besa en los aires.
Dos personas caminan a través de una noche sublime y clara.
                                                                    
                                                                             Richard Dehmel
 
 







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